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Fatehpur Sikri, la ciudad abandonada

Fatehpur Sikri es una ciudad amurallada que se alza sobre un risco, a unos 35 kms. de Agra y del Taj Mahal, situada junto a un lago que actualmente se encuentra seco, y en un paraje que bien podríamos llamar fantasmal por su estado de abandono y su sequedad.

Cuenta la Historia que allá por el año 1567, el emperador Akbar quiso buscar un nuevo emplazamiento para su corte imperial, y escogió para ello, la localidad de Sikri. Para asegurarse de lo acertado de su decisión, consultó a un profeta que había adivinado el nacimiento de sus tres hijos, de modo que cuando el último de ellos nació, comenzó a construir la ciudad

El actual nombre de Fatehpur, que traducido significa Ciudad de la Victoria, se lo puso en el año 1573, tras haber vencido en la batalla de Guyarat. Sin embargo, aquella ciudad hubo de ser abandonada apenas 17 años después de haberla acabado, pues los arquitectos no tuvieron en cuenta las fuertes sequías de la zona, y no encontraron modo alguno de conseguir agua para una ciudad que se había levantado sobre unas colinas.

La entrada a la ciudad es impresionante pues se hace a través de la Bulland Darwaza, un enorme arco de entrada de 40 metros de altura que hay que atravesar después de haber ascendido hasta 70 escalones, en lo que debió de ser en tiempos, una demostración de auténtico poderío. La impresión que se tiene una vez lo cruzas es la de encontrarte en una especie de pueblo del Oeste, pero con ribetes orientales, con casas y edificios abandonados, de dos pisos a lo sumo, con sus terrazas, sus portales, y las calles todas de tierra o arena.

Destacan sobre todo, dos edificios: el Palacio Imperial y la Gran Mezquita

El Palacio Imperial tiene varios pisos de altura y está formado por varios pabellones unidos entre sí por patios interiores. Es como si fuera todo una ciudad con edificios diferenciados. De ellos, los que más resaltan sobre el resto son el Pabellón de las Mujeres, el Panch Mahal, un edificio que tiene cinco plantas en forma de pirámide escalonada, donde cada planta es un poco más pequeña que la inmediatamente anterior, y la Sala de Audiencias, un edificio que parece independiente y que exteriormente parece tener dos plantas y corona cada esquina con una especia de pequeña torre. Sin embargo, una vez dentro te darás cuenta que no son dos plantas, sino una sola con un techo altísimo.

La Gran Mezquita es realmente precioso, por ese blanco inmaculado del mármol resaltando sobre el resto de edificios, todos marrones oscuros. Allí se encuentra el santo que profetizó en su día el nacimiento de los 3 hijos de Akbar. Hoy, esa mezquita es un centro de peregrinación hindú importante.

Allí, en la salida, y tras soportar nuevamente el acoso de los vendedores, nos embarcamos en nuestro «cómodo» autobús y ponemos rumbo a Agra.

Fatehpur Sikri, se quedó para mí, como supongo que para todos los viajeros que la recorren, como una de esas agradables sorpresas inesperadas que aparecen en todos nuestros viajes por el mundo.