La Puerta de la India y el Parlamento
Tras dejar atrás el Templo Sikh, nos encaminamos hacia nuestra visita: el Parlamento y la Puerta de la India, un recuerdo de épocas coloniales que conmemora a los 90.000 soldados indios que murieron durante la Primera Guerra Mundial.
Pero vayamos por partes, porque primero hubimos de recorrer en el destartalado autobús las calles del centro de Nueva Delhi. El ambiente, ya lo dije, es típicamente oriental, por la continua nube de polvo que flota en el aire, por las gentes vendiendo por las calles, por la cantidad de coches y el constante sonar de las bocinas. En sí, el tráfico en Delhi es un caos. Las avenidas, al menos son amplias, aunque terrizas, y de lo que sí que puede presumir es de zonas de mucho verde, y es que Delhi tiene hasta tres bosques alojados en su interior.
También me resultó muy curioso saber que Delhi es la única ciudad del mundo que tiene 6 aeropuertos, pero aún más curioso fue pasar por un puente que circula ¡por encima de la pista de aterrizaje!
Volviendo a los monumentos que hoy nos ocupan, la avenida que los separa, el Raj Path, es de unos 2 kms. y termina desembocando en el Parlamento Británico, rodeado de jardines. Al lado opuesto se encuentra la plaza donde está la Puerta de la India, y antiguamente había una estatua del rey inglés Jorge V, que, por supuesto, fue quitada tras independizarse el país de los ingleses.
Fue el duque de Connaught quien comenzó la construcción del arco colonial en febrero de 1921, obra que por cierto duró diez años, hasta 1931 en que se inauguró. Desde 1971, además, hay bajo la arcada del monumento, en el sitio que antes estaba la estatua, hay una llama permanentemente encendida conocida como Amar Jawan Jyoti (la llama del guerrero inmortal).
Y así, sin más, tras habernos echado unas cuantas fotos, frente a ambos monumentos, nos dirigimos hacia la siguiente visita: la Tumba de Humayún.

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