La cultura budista del centro de la India
El estado de Maharashtra está situado en el centro de la India, al oeste, sobre la costa del mar Arábigo. Su nombre aparece por primera vez en una inscripción del siglo VII y en los relatos de un viajero chino, y su origen parece relacionado con las Maharathis, agrupaciones de carreros que era el oficio predominante en la región en esa época.
Imbuida del espíritu de independencia que le imprimió su fundador, Shivaji Bhosle, su capital Mumbai, también llamada Bombay, es la ciudad más moderna de la India, vibrante y llena de dinamismo, por algo apodada “la ciudad que nunca duerme”. Al lado de su gran actividad comercial, concentra la mayor parte de la industria cinematográfica del país, lo que le ha valido el sobrenombre de Bollywood.
Maharashtra es inigualable por sus santuarios excavados en la roca viva, de los que posee más de mil. Aquí llegan peregrinos de todas partes del mundo para rendir homenaje al Iluminado en esas cavernas que son templos.
¿Cómo se originaron esos santuarios? Los bhikshus, monjes budistas que iban de ciudad en ciudad difundiendo la doctrina de Buda; solían seguir las rutas comerciales y cruzaban la meseta de Deccan. En su travesía y en especial durante los monzones, se refugiaban en cavernas apartadas, lo cual debió haber alentado la constitución de una comunidad monástica, incorporando a su tiempo la plegaria y la meditación. La consistencia de la roca en ese lugar, con estratos duros y otros más blandos, permitía la excavación, y así fueron construyendo nuevos refugios.
A la religión se sumó prontamente la arquitectura, y con martillo y cincel cavaron vharas, celdas residenciales, y chaityas, capillas para el rezo en congregación, a los que no tardaron en agregarse los monumentos funerarios y grandes bibliotecas. Se cree que datan del siglo I a.C. y tenían al principio la austeridad y sencillez propias de la tradición Hinayana.
Sin embargo ésta comenzó a ser reemplazada por la exuberancia del Mahayana dando lugar a diseños más elaborados e inclusive la representación de Buda, que había prohibido sus imágenes. Por eso en los primeros tiempos se lo representaba simbólicamente por medio del árbol bodhi, la silla vacía, la rueda del dharma, las huellas de sus pies, y sólo a partir del siglo I d.C. empezaron a representarlo en forma humana al instalarse la tradición Mahayana.
En las primeras representaciones, Buda aparece con la mano derecha levantada en actitud de bendición o consolación. Más tarde la iconografía se enriquece con gestos y posturas relacionados con episodios de su vida, y refleja distintas influencias.
Bajo el reinado de los Gupta hubo un maravilloso florecimiento del genio artístico de la India, que se expresó en muchos centros budistas. De este período, alrededor de los siglos IV y V d.C., datan figuras de Buda que respiran espiritualidad y serenidad. La influencia del teatro le da al arte de este período ritmo y vitalidad desembocando en un nuevo estilo que se extendió a otras comarcas.
Foto: Wiki Commons

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