La geografía de la India

Lago Tso Moriri

Resulta difícil condensar en tan pocas líneas la esencia de un territorio tan complejo como inmenso. De hecho, su vasta extensión geográfica —lo forman cerca de 3,27 millones de kilómetros cuadrados— y sus contundentes índices demográficos —con 1.240 millones de habitantes, es el segundo país más poblado del mundo— convierten la India en un atípico rosario de contrastes paisajísticos, étnicos y socioeconómicos. Sin ir más lejos, una cuarta parte de los indios vive en una situación de extrema pobreza.

Y es que el fascinante subcontinente indio, miembro de la Commonwealth y desbancado únicamente por China en términos de población, merece una atención que va más allá de las cifras y la estadística. Sin duda, esta peculiar república —integrada por 28 estados y limítrofe con Pakistán, China, Nepal, Bután, Bangladesh y Myanmar— constituye una inagotable fuente de interés.

El medio natural

A grandes rasgos, podría afirmarse que la India tiene como principal referente geográfico la península del Decán, un terreno erosionado y parcialmente cubierto de sedimentos y expansiones volcánicos. Estos dos factores han contribuido a elevarlo, cuartearlo e inclinarlo hacia el este.

El paisaje está conformado por dos mesetas que dan cabida a diversos sistemas montañosos: los montes Aravalli y Vindhya, al norte; los Ghates orientales, en la costa de Coromandel y, especialmente, los Ghates occidentales, en la costa de Malabar. En su extremo septentrional, el Decán está delimitado por una llanura de aluviones dejada por los ríos Ganges e Indo. Éstos desembocan en el golfo de Bengala y en el mar de Omán, respectivamente, dando paso a enormes deltas pantanosos. Dominando este surco aluvial, se extienden las cimas del Himalaya, cuyas partes oriental (Assam) y occidental (Cachemira) también se inscriben en el territorio indio. En este punto se alzan diversas cadenas de montañas que discurren en paralelo —como las de Siwalik, Nanga Parbat y Karakorum—, separadas por profundos valles.

Por lo que atañe a la climatología, cabe subrayar que todo el país está sujeto al dominio del monzón. Sus señas de identidad son unas temperaturas muy elevadas —aunque algo más frescas en invierno y en el norte de la India— y la alternancia de una estación seca en el período invernal y otra húmeda en verano. En cuanto al  régimen de lluvias, la duración y la abundancia de sus precipitaciones varía en función de las zonas, dependiendo de su posición respecto a los vientos monzónicos. Las regiones con un índice pluviométrico más elevado se hallan en el noreste —sobre todo, en Bengala y Assam— y en la costa de Malabar. Por el contrario, las más áridas se localizan en el Decán, al abrigo de los Ghates occidentales y en el noroeste, donde el clima alcanza parámetros extremos en el desierto de Thar. Esta disparidad en las precipitaciones explica la gran diversidad natural que caracteriza a la India. Así, es fácil pasar de la selva al bosque claro salpicado de espinos, sin olvidar las zonas esteparias.

La población

A pesar de que la capital del país es Nueva Delhi,  su ciudad más poblada es Bombay, en la que residen más de 20 millones de personas.

En cualquier caso, estas importantes concentraciones demográficas no dejan de ser una mera anécdota, ya que  los habitantes de la India se distribuyen de manera muy desigual. Las regiones más irrigadas —es decir, las más aptas para la agricultura— suelen ser las que acogen una mayor población. Así, las mayores densidades se encuentran en Bengala, Kerala y en la costa oriental de la península. En contrapartida, el interior del Decán cuenta con densidades medias mucho más modestas, mientras que el noroeste está poco poblado en términos relativos.

A su vez, cabe destacar que las grandes metrópolis —como las ya citadas, o bien Calcuta y Chennai— crean una red urbana que encierra un nutrido abanico de ciudades medianas y pueblos, y que constituyen los centros comerciales de las zonas rurales.

Por otro lado, huelga decir que la gran cantidad de territorios y habitantes ha motivado la aparición de numerosas lenguas. Además de la oficial (el hindi), en el país conviven más de 700 variedades idiomáticas y dialectos, como el bengalí, el gujaratí, el marathí, el tamil, el telugo el urdu o el inglés, vestigio de la dominación colonial británica y conocido por un elevado porcentaje de la población.

En cuanto a la religión, tres de cada cuatro indios son seguidores del hinduismo, la corriente mayoritaria. No obstante, el país también da cobijo a fieles del Islam (que representan en torno al 13,7% de la población), el budismo, el jainismo, el sijismo, el judaísmo, el cristianismo, el zorastrismo, el bahaísmo y el animismo, entre otros.

Foto vía: Mielna

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