La próspera dinastía Gupta
Una de las dinastías más importantes de la India fue la dinastía Gupta, la cual reinó en el norte de India durante el siglo IV y el V aproximadamente.
La importancia de esta dinastía se debe a que el periodo en el que ostentó el poder ha sido considerado como la “era de oro” de la India, ya que la cultura, la ciencia y la administración política alcanzó su mayor apogeo. Es por ello que en ocasiones se hace referencia a este periodo como el período clásico de la India, aludiendo a un enorme florecimiento en diversos campos de su civilización. Aun así, cabe destacar que no contamos con muchos datos sobre ella.
El primer soberano fue Chandragupta I, que basó su mandato en las conquistas y alianzas matrimoniales para conseguir unificar una India desmembrada. Posteriormente, su hijo Samudragupta se encargó de realizar grandes campañas en el sur del país. No obstante, debemos esperar a Chandragupta II para observar como la dinastía se extendía en la totalidad del territorio, anexando así el oeste y el sur. Era oficial, la India Gupta había conseguido su máximo esplendor.
Muchos historiadores lo entienden como uno de los grandes imperios políticos y militares, lo cierto es que su extensión fue realmente importante, ocupando la India septentrional y llegando a territorios como Pakistán y Bangladesh.
Encontramos en esta etapa un desarrollo enorme de la ciencia, así como el nacimiento de las danzas y música india actuales. La literatura sánscrita estaba en su momento más productivo y el arte en general emanaba de manera fluida de esta dinastía pacífica y próspera.
El arte Gupta llegó a considerarse un arte clásico. Un arte que serviría como modelo para posteriores movimientos artísticos. Así, en la época de Chadragupta II se hicieron esculturas tan relevantes como la del Buda de Sarnath así como gran cantidad de relieves y un sinfín de santuarios.
Cabe destacar que aunque los soberanos Guptas eran hindúes se mostraban totalmente benevolentes con otras religiones como la budista. Por este motivo fue una época de intercambio cultural en el que el hinduismo aprendió mucho del budismo y éste último consiguió elevar su arte hasta alcanzar su cénit.
Este imperio terminó sus felices días tras el ataque de los hunos del centro de Asia. No obstante, aun a día de hoy podemos disfrutar de algunos de sus avances, así como algunas de las obras que se erigieron durante este periodo.
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Foto vía: arquehistoria.com

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